''No es fácil describir lo que han supuesto Alba y Víctor en nuestras vidas. Entramos al programa porque en nuestra relación con Balú (por aquel entonces era un perro joven de un año y medio) predominaba la frustración y una sensación de saber que hay algo que no está funcionando pero no identificar el qué. Vivíamos en el centro de Madrid y hacia un año que le habíamos adoptado, los paseos eran momentos temidos y estresantes para los tres, no sabíamos el motivo pero Balú, cuando llevábamos un rato en la calle, saltaba contra nosotras, nos mordía los brazos, fuerte y gruñia... Ladraba a otros perros, se lanzaba a patinetes, bicis, perros y otras personas,... Por temor a que mordiese a otros perros, personas o incluso niños le pusimos un bozal, y la correa más corta que encontramos (apenas medio metro). Nuestra obsesión era que no estaba cansado y teníamos que andar más y más y más. Entramos en el programa y empezamos a entender qué a pesar de haber tenido otros perros en nuestra vida, la realidad era que no teníamos ni idea de perros, no sabíamos escucharle, ni siquiera nos parábamos a pensar que él nos estaba pidiendo ayuda a gritos. Descubrimos que sus mordidas hacia nosotras era su forma de decir que tenía miedo, que quería volver a casa, donde él se sentía seguro. No somos capaces de imaginar que una persona adulta y consciente sea capaz de estar 40 minutos paseando por un entorno hostil, con cientos de estímulos (ruidos, luces, gritos...) que le asustan, impredecibles, sin saber si son un peligro real, y no acabar gritando o llorando. Entendimos que cuando ladraba o lloraba a otro perro, muchas veces simplemente quería ir a saludarle, y que cuando intentaba lanzarse a un patinete o una bici, simplemente era su forma de decirle, "oye, vas muy rápido, me asustas, para". Gracias a Víctor y Alba hemos entendido que Balú (y todos los perros) están constantemente diciéndonos cómo se sienten, que quieren, que necesitan, y que esperan de nosotras... Hemos aprendido a darle espacio, a dejarle gestionar los estímulos y a estar ahí para apoyarle y decirle que no pasa nada, que no tiene por qué tener miedo, y que si esta vez no ha podido, a la próxima lo volveremos a intentar; hemos aprendido a no exponerle a lo que le asusta y a saber que cada perro, igual que cada persona, es único, con su carácter, sus experiencias y sus necesidades... Sabemos que no hay perro perfecto, ya no queremos un perro sumiso capaz de estar en cualquier sitio por incómodo que le resulte, sino que hemos aprendido a no exponerle inncesariamente a momentos en los que no disfruta. La frustración, igual que el bozal hace meses que desaparecieron de nuestra vida, anudados por una correa de medio metro, con la que Balú no podía ni andar cómodamente. Ahora tenemos un arsenal de correas muy largas, y una mayor empatía y comprensión de las emociones y el lenguaje de Balú. Solo podemos decir gracias a olfateando el mundo por ayudarnos a deconstruirnos y reaprender todo lo que creíamos saber.''

''Ha sido un placer compartir con vosotros estos meses. Desde que os sigo en redes sociales lograsteis enseñarme mucho, pero con el programa conoce a tu perro hemos logrado entender, de forma individual, a Hannah. Gracias a vosotros he descubierto lo necesario que es escucharla. Estoy segura que ahora ella se siente mucho más comprendida. Ha mejorado en muchos aspectos, y esto no solo lo digo porque que soy su mami. Os cuento: un señor que vemos casi todas las mañanas, antes cuando Hannah se acercaba a él, lo hacía con mucha inseguridad pero a la vez con exigencia para que le diera su guante de trabajo y jugara con ella. Le ladraba muchísimo. Cuando empezamos el programa le di algún consejito al hombre para que la ayudará a mantener la calma. Y actualmente cuando le ve se pone muy feliz, se acerca a saludarlo con calma, sin exigir y sin miedo. Este mismo señor me decía hace poco: “se nota la confianza que ha ganado en sí misma”. Por otro lado, a pesar de lo loca que está y su adolescencia ha ganado mucho autocontrol. Es una máquina con los cachorros, los gestiona de maravilla. Antes le costaba entender la comunicación de otros perros pero gracias a amistades perrunas maduras y equilibras, va mejorando en sus habilidades comunicativas. Y qué decir de los paseos… para ella eran sobreexcitantes. Pero ahora nos lo tomamos con mucha calma. Puede ir donde le indica su nariz. Puede observar todo el tiempo que quiera. Le permito tomar decisiones. La guió sin exigencia. Y sobre todo, cuando hay algo que es demasiado preocupante la ayudó a salir de ahí con tranquilidad y compresión. Habéis sabido empatizar, no solo son Hannah, sino también conmigo. Aunque me queda por mejorar, me habéis hecho ver que puedo lograr ser una buena guía, referente, tutora o mami para ella. No solo he aprendido mucho acerca de Hannah, sino también sobre mi. En tantos aspectos somos tan parecidas, ¡es increíble! La empatía es la clave en esta relación. Y algo sin duda que nunca olvidare en mi vida es que no puedo pretender que Hannah sea perfecta, yo no lo soy, nadie lo es. El camino es largo a donde sea que queramos llegar, así que toca disfrutar juntas cada paso que demos en él. ¡Muchas gracias! ''

''Yo contacté con Victor y Alba porque sentía que estaba al límite, que la situación no hacía más que empeorar y yo no sabía manejarla, me superaba, veía cientos de consejos en internet y todos muy diferentes. Cuando adopté a loki (un bretón) con 7 meses tiraba tanto que se ahogaba incluso con arnés, era incapaz de pasear, caminaba casi a 2 patas de los tiros que pegaba, hizo que me cayera varias veces por la calle porque se enredaba, se metía entre las piernas, pegaba unos tirones que si no estabas bien posicionada te llevaba con él (y eso que solo pesa 12kg). Todo se puso más difícil cuando 2 meses después empezó a reaccionar, primero lo hacía solo por las noches y a personas que caminaran raro, luego lo hacía de día también y al final acabó ladrando a coches, personas jóvenes, mayores, niños, perros, tirándose a patines, motos etc. Parecía que estaba en otro mundo, ambos lo pasábamos fatal en los paseos, me sentía agotada, frustradísima, enfadada... Lo que me hizo hacer el click y contactar con un educador fue que en uno de los paseos sueltos en la montaña se lanzó un hombre y se acercó tanto, que pensaba que le mordería. Tras pasar por otro educador contacté con Olfateando el mundo y no hay color. El seguimiento, la forma de enseñar, sus sesiones, la parte teórica, etc. Siento que PORFIN entiendo a Loki, que tengo las herramientas para ayudarle y que aunque queda mucho por trabajar hemos avanzado muchísimo más. Sé como afrontar situaciones que antes veía como imposibles, sé acompañarlo, le entiendo, entiendo sus necesidades y sus miedos. Creo que hablo por Loki también cuando digo que decidirnos a hacer el programa fue la mejor decisión que pudimos tomar. Sin duda si tuviera que volver a elegir, escogería a Alba y Victor 1000 veces más.''